El llamado “juicio por encubrimiento”, que comenzó en agosto de 2015, fue originado en la sentencia de 2004, cuando el TOF N°3 anuló todo lo que se había investigado desde 1994, año en que se produjo la voladura de la AMIA.

“Ahí hubo una investigación que condujeron el juez Galeano y los fiscales Mullen y Barbacchia en la primera etapa. En los primeros dos años planteó toda la hipótesis completa de lo que había ocurrido: Telleldín, con complicidad de una banda llamada la conexión local, prepararon una camioneta Traffic que fue entregada a Hezbolá que con ayuda de Irán produjeron el atentado con un conductor suicida. Eso está probado en el expediente. Reiteradas veces se intentó desacreditar esa hipótesis, se revisó en diversas instancias y quedó absolutamente acreditada, hasta la Corte Suprema lo dijo, que eso es lo que ocurrió en julio del 94 en la AMIA”, explicó Zbar.

Al anular todo lo actuado a raíz del pago (“delito de peculado”) por parte del juez a Telleldín, el mencionado tribunal denunció, en 2004, un supuesto “armado arquitectónico” de la causa, por parte del juez, los fiscales, miembros del poder político, del Poder Ejecutivo, de la Secretaría de Inteligencia e incluso legisladores del Congreso nacional y la dirigencia comunitaria judía para, “en una conspiración gigantesca, desviar la atención de la causa hacia personas que no tenían nada que ver con ella, e imputarles el atentado para ocultar a los verdaderos responsables”, detalló Zbar.

La sentencia del TOF N° 3, que pidió investigar “la conspiración”, fue dejada sin efecto finalmente por la Corte Suprema en 2009, cuando indicó que fue erróneo haber anulado todo, y ordenó juzgar nuevamente a Telleldín y a la conexión local, juicio que aún no tiene fecha de inicio, y por el que AMIA viene abogando fuertemente para su puesta en marcha.

“Lo único que queda demostrado en este procedimiento judicial que está terminando, es que este juicio es un verdadero encubrimiento. Estos 14 años, desde el 2004 hasta el 2018, han sido 14 años de encubrimiento, de desviar completamente la hipótesis del atentado hacia ningún lugar para exculpar a la conexión local y a la República de Irán cuyo intento formal fue la firma del memorándum. Pero forma parte de un relato, completamente diferente de lo que ocurrió en la AMIA”, advirtió Zbar.

“Lamentablemente, en 2018, estamos con este subproducto tardío de aquel relato que culminó en 2015. Estamos todavía llevando a cabo este procedimiento judicial, en el cual de ninguna manera se ha probado que hubo un encubrimiento”, aseguró el presidente de AMIA

Cabe señalar que el centro del juicio en curso es la figura de Kanoore Edul, de origen sirio, con fuertes vínculos con la familia Menem. “A Kanoore Edul se lo investigó muchísimo. Y es cierto que hubo muchas irregularidades en el juicio que demuestran algún grado de protección, o de intento de no avanzar demasiado fuerte en la investigación sobre él. La AMIA es querellante por esos delitos. Consideramos que se lo investigó mal en la primera etapa. Pero se lo siguió investigando y nunca se demostró que fuera una persona que tuviera que ver con el atentado”.

En consecuencia, la pista siria -sostiene Zbar- no llevó a ningún lado. “La evidencia sobre Irán y sobre Telleldín es incontrastable”, enfatizó.