Mailín Blanco en el santuario de Cromañón. Foto gentileza de Germán García Adrasti (Clarín).

En la noche del 30 de diciembre de 2004, Mailín Blanco fue con su hermano Lautaro al boliche República de Cromañón, para ver la actuación de la banda “Callejeros”. Todo era una fiesta hasta que una bengala desató la peor pesadilla jamás pensada.  Fue entonces que un humo tóxico se apoderó del lugar; el oxígeno comenzó a faltar, y la luz se cortó. Salir de esa trampa se volvió imposible. 194 personas murieron. Entre ellas, Lautaro Blanco.

En marzo de 2017, Mailín compartió con AMIA su testimonio y su experiencia como sobreviviente. Lo hizo en el marco de un encuentro que organizó la institución, y para el cual se convocó a personas que lograron salir con vida de las otras dos tragedias ocurridas dentro de los límites del barrio de Once: el atentado terrorista contra la sede de Pasteur 633, y el choque y descarrilamiento del tren en la estación de Once.

A 14 años del incendio en el boliche Cromañón, el testimonio de Mailín vuelve a emocionar. “Estoy segura de que hoy vivo; y que no sobrevivo”, expresó en aquel encuentro realizado en AMIA, en el que también estuvo presente el artista Pedro Roth, sobreviviente del Holocausto.

Después de estar internada en los hospitales Ramos Mejía e Italiano, y luego de un año completo de recuperación física, Mailín se sintió preparada para asistir a una reunión de sobrevivientes de Cromañón. Fue allí que conoció a Federico, hoy su esposo y padre de su hija Julieta. Con él, compartían y comparten el mismo dolor: él perdió a una hermana en el incendio ocurrido el 30 de diciembre de 2004.

“Es increíble que Cromañón haya unido y creado algo bueno”, reflexionó Mailín en el encuentro realizado en AMIA.

De esa reunión también participaron Humberto Chiesa que se encontraba en su local (una imprenta) frente a AMIA el día de la tragedia, y Norma Barrientos quien viajaba en el tren que se descarrilo en la estación de Once.

Con la inspiración que le dieron los testimonios escuchados, Pedro Roth intervino 170 tapas de cuadernos de bolsillo, que fueron exhibidos en la institución y que luego fueron obsequiados a los trabajadores de prensa en ocasión del Día del Periodista. La muestra se llamó “Retratos de alma”, y contó con la curaduría de Elio Kapszuk, director del Espacio de Arte AMIA, y gestor y organizador de esta iniciativa.

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