
El texto de “Mamá”
En “Mamá”, Gabriela Rodríguez cuenta su propia historia. Aquí, su testimonio completo:
“Me dicen que para tener futuro, hay que dejar tranquilo al pasado. Soltar, me dicen que hay que soltar, porque recordar todo el tiempo tira para abajo, hunde. Parece que la memoria fuese sinónimo de tristeza. Y la tristeza no está de moda. Pero la verdad es que lo único triste es que te olviden.
En mi caso, recordar es buscar en el corazón, y hacerlo más grande con el recuerdo de los que faltan, y que viven en nosotros cuando los evocamos. Busco en el corazón también con alegría porque me permite saber de dónde vengo y quién soy.
Tengo 25 años y vivo todos los días con una ausencia irreparable. Una ausencia que se hace presente, que me acompaña, que me toma el alma pero que no me paraliza, y me empuja hacia adelante. Una ausencia que tiene misma edad.
Mi mamá no se murió. A mi mamá la mataron, la mataron como a otras 84 personas en el atentado a la AMIA, hace 25 años, cuando yo tenía 8 meses. Obligada, aprendí a vivir sin mi mamá. No quiero resignarme a vivir sin justicia.
No quiero que a nadie le suceda lo mismo. Y no nos equivoquemos: el olvido no te sana ni te garantiza el futuro. El olvido es la ignorancia de la identidad.
El futuro que le robaron a mi mamá forma parte de mi pasado y de la historia de todos. Tenemos que honrar la memoria de los que ya no están, defendiendo la vida y reclamando justicia.
Me dicen que compartí muy poco tiempo con mi mamá y, sin dejar de ser verdad, yo me río porque no pueden entender que ella estuvo en cada momento importante de mi vida, y lo estará siempre porque su ausencia me constituye con una presencia hermosa. Y recordarla es un privilegio. Recordar me fortalece y me permite soñar con un mundo mejor y pelear por ese mundo mejor.
No puedo acostumbrarme a vivir con impunidad porque la impunidad es la repetición permanente de un asesinato. Me gusta pensar que de la misma forma que quien salva una vida salva el Universo entero, quien busca justicia también repara el mundo.
Sueño cada día con ella, recreando su imagen a partir de las fotos que compartimos. La pienso en cada momento. La extraño hace 25 años.
Quiero multiplicar la memoria y expandir el reclamo por cada hecho impune en nuestro país. Se lo debemos a todos los que ya no están. Se los debemos desde hace 25 años y no podemos esperar más. El tiempo es ahora.”