
Gracias por acompañarnos hoy aquí y todos los días en nuestra tarea cotidiana para “Reparar el Mundo”.
Este es un encuentro donde celebramos la solidaridad. Como está escrito en el Talmud “Basta que exista una sola persona justa, para que el mundo merezca haber sido creado”.
Tengo el inmenso orgullo de ser el presidente de AMIA en un momento histórico. La institución madre de la comunidad judía argentina está celebrando sus primeros 125 años de vida y lo hace en total plenitud.
Esta misión comenzó en 1894 cuando un grupo de inmigrantes pioneros decidió unirse para dar respuesta a las necesidades que tenía la incipiente población judía que se instalaba en Buenos Aires, y hoy mantiene aquellos valores fundacionales y extiende su brazo solidario a toda la sociedad, a lo largo y a lo ancho del país.
Mis abuelos paternos llegaron desde Polonia y desde el imperio Austro Húngaro. Mi abuelo paterno vino de una ciudad cercana a Varsovia y mi abuela ya nació en Argentina, en la colonia judía de Bernasconi, La Pampa, y luego se mudó a Rivera, al oeste de la Provincia de Buenos Aires. Sus padres habían llegado desde Odessa.
Estoy seguro de que las historias de cada uno de ustedes tambiéntienen una conjunción de procedencias diversas.
Somos una comunidad profundamente agradecida a esta tierra que recibió con inmensa generosidad a nuestros antepasados, que huían de diferentes rincones de Europa, expulsados por las persecuciones religiosas, las guerras y el hambre.
Esos miles de hombres y mujeres descendieron de los barcos cargando muy pocas pertenencias, pero muchasesperanzas de encontrar un rincón en el mundo donde establecerse para desarrollarse y ver crecer a sus hijos en paz.
Argentina se ha constituido en un verdadero ejemplo de convivencia pacífica en la diversidad.Podemos sentirnos orgulloso de este logro.
La AMIA está presente en todos los momentos del ciclo de vida, acompañando a personas, familias e instituciones, concentrando la mayor parte de sus recursos en brindar oportunidades y mejorar las condiciones de vida de los grupos más vulnerables.
MÁS DE 5.000 PERSONAS en situación de pobreza reciben atención social e integral. Brindamos respuestas a necesidades de alimentación, problemas de vivienda y salud.
MÁS DE 23.000 ALUMNOS de la Red Escolar Judía son los destinatarios de las acciones que desarrollamos en el campo educativo y cientos de docentes se capacitan en nuestros Institutos de Formación.
AMIA cuenta con el Servicio de Empleo privado más importante del país, que ya suma un millón de personas en su base de datosy brinda capacitaciones gratuitas para 15.000 personas por año.
AMIA honra a los adultos mayores y es un referente en atención gerontológica con un Centro de Atención Integral que ofrece un marco de pertenencia y encuentro, promoviendo que esta etapa sea vivida con dignidad y en plenitud.
Gracias al aporte de un importante donante, AMIA cuenta con un edificio que ofrece soluciones habitacionales para familias que se encontraban en situación de extrema precariedad.
AMIA promueve el acceso alacultura. MÁS DE 90.000 personas disfrutan por año de las propuestas artísticas que se organizan.
Entendemos el concepto de “Reparar el mundo” como un mandato, un llamado a hacernos responsables los unos por los otros. Una visión de justicia social, ética y moral, que guía todas las acciones.
No podemos olvidar que cada uno de los que estamos hoy acá somos verdaderos privilegiados y tenemos la obligación de priorizar nuestra atención a los más desfavorecidos.
Muchas veces AMIA es tomada como ejemplo por su trabajo en el campo social, educativo y cultural. Pero también es una institución referente por su capacidad de construir alianzas, de establecer puntos de acuerdos básicos sobre los que se pueden proyectar iniciativas a mediano y largo plazo, respetando siempre opiniones y posturas que pueden ser distintas.
Por sus máximos estándares de confianza y transparencia, AMIA es elegida por las más diversas instancias, instituciones comunitarias y donantes, como socia estratégica para la planificación de programas que se extienden en todo el territorio argentino y benefician a miles de personas.
Las empresas encuentran en AMIA un aliado para el desarrollo de sus propuestas de Responsabilidad Social.
Los máximos organismos públicos a nivel nacional, provincial y municipal, sin importar su pertenencia partidaria, nos convocan para la implementación eficiente de decenas de proyectos.
Numerosas organizaciones de la sociedad civil, del país y del mundo, se acercan para compartir experiencias y generar una mayor sinergia.
AMIA demuestra, con sus 125 años de historia, que a partir de la humildad, la escucha y el diálogo, se puede trabajar con todos, porque el bien común es el objetivo superior. Son valores y principios que, sobre todo en estos momentos, deseamos fervientemente que los líderes nacionales adopten con verdadera vocación.
La historia de AMIA tiene, como todos saben, una marca imposible de ocultar. El 18 de julio de 1994 el terrorismo fundamentalista nos eligió como blanco, destruyendo un emblema de solidaridad, de ayuda al prójimo. Una institución judía y argentina, asesinando 85 víctimas.
25 años después, la causa AMIA es una herida abierta, una deuda pendiente de nuestra democracia por la que seguimos reclamando. La impunidad nos avergüenza como sociedad.
Nuestro país ha dado recientemente un paso valiente y concreto con la inclusión de Hezbollah en la nómina de organizaciones terroristas.
A su vez este año hemos podido coordinar con el gobierno numerosas acciones tendientes a llevar nuestro reclamo más allá de las fronteras argentinas. Quiero aprovechar esta ocasión para agradecer este apoyo.
La región y todas las naciones libres deben continuar fortaleciendo el trabajo para condenar al terrorismo, denunciar su accionar y eliminar sus fuentes de financiamiento.
Ese es un camino que no se puede detener y que debe profundizarse cada día más.
Necesitamos una justicia que sea efectiva.De esa formala república serámás sólida y la democracia más vigorosa.
Tanto el clamor por justicia, como nuestra labor cotidiana en el campo social, cultural, educativo, de inclusión y solidaridad, constituyen valores con los que la mayor parte de la sociedad se identifica. En estos ideales estamos unidos todos los argentinos.
“Cada uno de nosotros tiene derecho a ser diferente. Y de nuestro derecho a ser diferente, emana la obligación que tienen todos los demás, de respetar, y alentar, y amar, nuestras diferencias”.
En este hermoso salón tenemos hoy más de 80 mesas que podrían ser una sola muy grande, con lugar para todos. Estoy seguro de que nos acompañan personas que piensan, sienten y votan distinto. Y es maravilloso porque demostramos que podemos sentarnos a la misma mesa, uno al lado del otro.
Con ese mismo espíritu desde AMIA le deseamos el mayor de los éxitos al gobierno que iniciará su gestión el próximo 10 de diciembre, y manifestamos nuestra voluntad de cooperar como siempre en pos de un futuro próspero para todos.
Creo que si aquellos pioneros de 1894 pudieran ver cómo evolucionó su sueño original, se sentirían muy orgullosos.
Depende de nosotros que las futuras generaciones también puedan mirar con admiración lo que estamos construyendo ahora, en nuestro presente.
Hoy es un día de celebración. AMIA está cumpliendo 125 años y por eso quiero invitarlos a levantar en este momento sus copas. Vamos a hacer un brindis. Brindamos con ustedes por este 125 aniversario de AMIA y por el bienestar de nuestra querida Argentina.
En hebreo, al brindar decimos “Lejaim!”, que quiere decir: “Por la vida”. Sin dudas es la mejor expresión de deseo que podemos compartir. “Lejaim!”.
Gracias por estar cerca de AMIA esta noche y todos los días. Mañana seguiremos trabajando para “Reparar el Mundo”, juntos.
Muchas gracias.