
En el marco del proyecto “Sueños quebrados”, que AMIA impulsó el año pasado, se colocó recientemente una placa en recuerdo de Néstor Américo Serena, una de las 85 víctimas fatales del atentado terrorista del 18 de julio de 1994, cuyo anhelo era irse a vivir a Santa Teresita. La placa con su nombre fue emplazada en la Asociación de Fomento de esa localidad.
Esta nueva acción de recordación se inscribe en la línea de proyectos que cada año la institución realiza para exigir justicia, denunciar la impunidad y mantener vivo el recuerdo de las personas que fueron asesinadas por la explosión de la bomba, hace casi 27 años atrás.
Néstor trabajaba en las refacciones del edificio de Pasteur 633 cuando se perpetró el atentado terrorista. Tenía 51 años y junto con su pareja, Ana María, tenían el proyecto de radicarse en Santa Teresita. Se iban a marchar el 1° de agosto de 1994.
La violencia terrorista destruyó su vida. Hoy una placa lo recuerda y da testimonio del sueño que quería cumplir.
En el momento en que se colocó la placa, estuvieron presentes los funcionarios Fernando Ruggiero, director de Instituciones Intermedias del municipio, y Alejandro Laregina, director de Derechos Humanos. También participó Juan Botto, en representación de la Asociación de Fomento Santa Teresita.
SEÑALÉTICA DE LA MEMORIA
Con el proyecto “Sueños quebrados”, AMIA se propuso generar, en distintos lugares, una señalética para el ejercicio de la memoria, a partir de los sueños no realizados de las víctimas fatales del ataque terrorista contra la institución.
En una primera etapa la iniciativa abarcó, además del sueño de Néstor Américo Serena, los anhelos de Sebastián Barreiros (5), Hugo Ricardo Said (41), de Germán Parsons (29), y Martín Figueroa (47).
La propuesta consiste en colocar una placa en lugares significativos que ellos habrían querido ocupar para concretar sus sueños. En etapas sucesivas, la intención es homenajear a todas las víctimas fatales, cuyas vidas fueron arrebatadas por el terrorismo en la fatídica mañana del 18 de julio de 1994.
OTROS SUEÑOS INTERRUMPIDOS
Germán Parsons era un artista que vivía enfrente de la AMIA cuando un coche bomba explotó en Pasteur 633 y dejó el saldo de 85 víctimas fatales y más de 300 heridos. Su esposa, Alejandra Alzaiba, recuerda lo apasionado que era y que deseaba exponer sus obras en el renombrado Palais de Glace. En su memoria se colocó una placa en ese lugar.
Sebastián Barreiros es la víctima fatal más joven del atentado. El 18 de julio de 1994, a las 9:53, caminaba junto a su mamá, Rosa, por la vereda de AMIA, en dirección al Hospital de Clínicas, ubicado a 200 metros de la institución. Su sueño era ser presidente, con cinco años se lo había manifestado a una maestra y a su madre. Por esto se colocó una placa en la Casa de Gobierno.
Hugo Ricardo Said era empleado del sector de vigilancia de la AMIA. Su mujer Rut Gloria Mednik contó que él anhelaba tener un programa de radio dirigido a jóvenes, de la edad de Vanesa, su hija. Para cumplir con su deseo, el que apenas había empezado, ya que por poco tiempo los domingos se desempeñó como operador en radio Shalom, su placa quedará colocada en radio Metro.
Martín Figueroa nacido en Tucumán, era electricista y, al igual que Américo Serena, estaba llevando a cabo tareas de refacción en la entidad. Su esposa, María Magdalena Albornoz, recuerda que él había planeado regresar el 14 de octubre a su ciudad natal, en la provincia de Tucumán, para estar presente en los festejos por el 75° aniversario de la Escuela N° 288 de la localidad de Santa Ana. Soñaba con izar la bandera en el acto. La bomba asesina le quitó sus anhelos y proyectos. En su memoria, el centro educativo de Tucumán exhibirá pronto su placa.