*Por Bernardo Kliksberg (*)

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, afirmó en la inauguración del reciente Foro Internacional sobre Género, organizado por ONU Mujeres, en París: “El Covid -19 está resultando un virus anti-feminista”. Destacó que “empuja a más mujeres en el mundo entero hacia la pobreza, expulsa más niñas de las escuelas, y encierra a muchas mujeres con sus abusadores”.

Un estudio de McKinsey informó que las mujeres han perdido sus puestos de trabajo en una proporción mucho mayor que los hombres. En el periodo previo a la pandemia, habían llegado a ocupar el 39% del empleo global. Ese porcentaje duramente alcanzado está descendiendo.

Entre las áreas más golpeadas laboralmente, se hallan varias de las que tenían mayor presencia femenina como el comercio al detalle, los restaurants, el servicio doméstico, las microempresas, las artes. Asimismo, se aceleró la automatización de empleos rutinarios en los que se desempeñaban.

Por otra parte, aumentó sustancialmente el número de horas que están obligadas a dedicar a la economía del cuidado. Deben multiplicarse para atender los niños, apoyar las tareas escolares a distancia, hacer que el hogar funcione, cuidar las personas mayores.

MacKinsey estimó que las horas no pagas de tareas en la casa subieron en un 30% en la India, y más de dos horas diarias en Estados Unidos. Millones de mujeres no han tenido otra alternativa que renunciar al mercado laboral. En Estados Unidos, dos millones han dejado sus trabajos.

La ONU calcula que hay por lo menos 47 millones más de mujeres en pobreza extrema, que ganan menos de 1.90 dólar por día. También diez millones más de niñas menores casadas. La violencia doméstica ha subido a cifras récord en los últimos doce meses.

La pandemia ha agravado las elevadas cifras previas de discriminación, y ha borrado gran parte de las ganancias hechas desde la histórica conferencia mundial sobre la condición de la mujer de Pekín, en 1995.

La directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, abrió el Foro de París con una denuncia: “las mujeres son un cuarto de las gerentes, un cuarto de los parlamentarios, un cuarto de los que negocian acuerdos climáticos, un cuarto de los que negocian acuerdos de paz. Un cuarto no es igualdad”.

El presidente de la Asamblea General de la ONU, Volkan Bozkır, destacó sobre la situación de conjunto: “ninguna mujer debería estar amenazada, subpagada, o subestimada”.

Muchas lo están. Según el informe anual del Foro de Davos, el diferencial de remuneraciones entre hombre y mujer a igual responsabilidad se viene ampliando. En su más reciente reporte, Davos refiere que en el 2019 se estimaba que a este ritmo de cambio se tardarían cien años en superar las brechas de género. Ahora considera que el panorama ha empeorado, serían 135 años.

LOS COMPROMISOS DE PARIS

En París se mostraron vías esperanzadoras. El Foro logró sumar en el enfrentamiento de los problemas reseñados, y otros, a los gobiernos, las empresas privadas, la sociedad civil, y los organismos internacionales. Se acordaron proyectos pro igualdad de género por cuarenta billones de dólares.

Se revisaron experiencias para el empoderamiento de la mujer en países donde el tema es priorizado, como los nórdicos, Estados Unidos, Canadá, Francia, Israel, y otros. Programas como el “Fondo Malala”, que educa a mujeres jóvenes activistas, el de P&G que apoya pymes de mujeres, el de la Open Society que respalda la formación de líderes.

El tiempo apremia en este tema crítico, agudizado por la pandemia, y continuamente postergado.

 (*) Bernardo Kliksberg es asesor especial de diversos organismos internacionales.