
*Por Bernardo Kliksberg (*)
Las cifras que recientemente publicó UNICEF (agosto 2021) son totalmente preocupantes. La mitad de los 2.000 millones de niños que hay en el planeta, viven en zonas de “alto riesgo extremo” en cuanto a los impactos del cambio climático.
El informe relevó con todo detalle cómo recaían los diversos componentes del cambio climático sobre los niños, y qué defensas de servicios esenciales de protección tenían frente a ellos. A partir de este análisis, la organización creó el primer índice de riesgo de los niños frente al avance continuo del cambio climático y el calentamiento global.
El Panel Mundial de Monitoreo del Cambio Climático creado por la ONU, y constituido por científicos de más de cien países, acaba de entregar una nueva evaluación indicando que los gases invernadero siguen subiendo, aumentando el calor de la tierra, y con ellos los múltiples desastres naturales. Están batiendo récords rebasando todas las previsiones.
Todos los niños del mundo son afectados por esta situación. Pero nada menos que la mitad son golpeados por cuatro o más impactos agudos de la misma.
UNICEF estableció las siguientes cifras de niños que los sufren:
- Inundaciones de ríos, 830 millones.
- Inundaciones costeras, 240 millones.
- Ciclones, 400 millones.
- Virus ligados al cambio climático, como el dengue, la malaria y otros, 600 millones.
- Olas de calor, fenómeno que se viene intensificando, 820 millones.
- Escasez de agua, 920 millones.
- Polución del aire que respiran, extremadamente peligrosa, 1.000 millones.
Un tercio de los niños del mundo viven en zonas afectadas por cuatro de estas problemáticas, y la séptima parte en lugares con los siete puntos.
Hay 33 países con “alto riesgo extremo para los niños” en los que figuran naciones de gran población como Nigeria, el mayor demográficamente de África, y la India, el segundo del globo.
La vida de los más pequeños en estos ambientes, en donde además carecen de servicios esenciales, está seriamente amenazada por el cambio climático. El riesgo empeorará aún más si no se logran bajar pronto las emisiones de gases contaminantes, producto fundamentalmente de las energías fósiles. Siguen subiendo propiciadas por intereses económicos indiferentes al bienestar común.
Además, hay una inequidad radical. UNICEF destaca que 10 países poderosos generan el 70% de las emisiones sucias, mientras que los 33 países cuyos niños sufren más por ellas, emiten el 9% de las mismas.
Ante la situación UNICEF ha declarado formalmente que “hay una crisis de los derechos humanos de los niños”, y así titula a su informe.
Entre las posibles soluciones, propone educarlos ambientalmente para prevenir riesgos, protegerlos especialmente, subir los servicios esenciales para ellos. Estructuralmente enfatiza cambiar el modelo energético actual hacia energías alternativas limpias, como apunta a hacerlo, Europa, los nórdicos, Israel (el pionero de la energía solar) y otros.
El informe UNICEF fue preparado junto con “Viernes por el futuro” el gran movimiento mundial de escolares por la naturaleza, que lidera Greta Thunberg, que lo fundó a los 16 años.
En The New York Times advirtió (22/8/21): “La meta principal de los adultos, en cualquier sociedad, debe ser proteger a sus niños y dejarles un mundo mejor que el que recibieron. Están fallando en una escala global. Estamos en una crisis de crisis. Una crisis climática. Una crisis de los derechos de los niños. Nosotros los jóvenes no permitiremos que el mundo mire para otro lado, y se desentienda”.
(*) Bernardo Kliksberg es asesor especial de diversos organismos internacionales.